El debate intelectual contemporáneo en la República Popular China: una aproximación al nuevo confucianismo, la nueva izquierda y el liberalismo

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Resumen

En las últimas décadas, la República Popular China (RPCh) ha consolidado su ascenso, situándose como líder en diversas dimensiones de la geopolítica. Dada la prominencia del Partido Comunista Chino (PCCh), respecto al control estatal y la formulación del mensaje político, este artículo propone un análisis de las corrientes ideológicas contemporáneas más relevantes, como el nuevo confucianismo, la nueva izquierda y el liberalismo, que se debaten tanto interna como externamente al PCCh, y en el ámbito académico a través de diversos intelectuales. El enfoque de esta investigación se centra en abordar dos preguntas centrales: ¿Cuáles son las actuales tendencias intelectuales objeto de debate en el ámbito académico chino? y ¿cuáles son los fundamentos principales que sustentan estas corrientes de pensamiento? Este análisis busca contribuir a la comprensión de la compleja dinámica ideológica que da forma al discurso contemporáneo en la RPCh, destacando las premisas esenciales que definen las discusiones intelectuales en este contexto.

Palabras Clave

República Popular China | Intelectuales | Nuevo confucianismo | Nueva Izquierda | Liberalismo

1. Introducción

La influencia global de la República Popular China (RPCh) es indiscutible en el presente, manifestando un renovado interés en recuperar la posición central que alguna vez tuvo (Kissinger, 2012). En la actualidad, lidera diversas dimensiones geopolíticas y desafía la primacía global de Estados Unidos (Actis y Creus, 2020; Girado, 2020; Mearsheimer, 2014).

Desde la caída del muro de Berlín y la posterior desintegración de la URSS en la década de los 90, la ideología que primó por sobre el comunismo fue el capitalismo y tuvo a EEUU como representante de ese sistema económico y de valores. Esto motivó la construcción de un sentido común, en el cual el desarrollo económico y el bienestar social solo pueden llevarse a cabo a través de las democracias liberales (Rosales, 2019). En consecuencia, subrayando la prominencia del Partido Comunista Chino (PCCh), existen distintas corrientes de pensamiento como el nuevo confucianismo, nueva Izquierda y liberalismo, que se debaten tanto al interior del partido como fuera del mismo. Estas corrientes desempeñan un papel crucial en el campo académico, enriqueciendo la circulación de ideas.

El presente artículo propone analizar el discurso de algunos intelectuales referentes para arrojar luz sobre las actuales tendencias intelectuales en la RPCh y explorar las premisas fundamentales que sustentan estas diversas corrientes de pensamiento. El objetivo de la investigación se centra en responder a dos interrogantes esenciales: ¿Cuáles son las actuales tendencias intelectuales que se están debatiendo en el ámbito académico chino? y ¿Cuáles son las principales premisas que fundamentan estas corrientes de pensamiento? Este análisis busca contribuir a la comprensión de la compleja dinámica ideológica que moldea el discurso contemporáneo en China.

2. Nuevo confucianismo

El confucianismo ha regresado a la discusión pública en la RPCh. Tanto la instalación de la obra del reconocido artista Wu Weishan en homenaje a Confucio en la plaza de Tiananmén, como el rechazo de la comunidad de la ciudad de Qufu a la instalación de una iglesia cristiana y el éxito de la película “Confucio” son indicios que dan cuenta de esta situación. Para analizar el resurgimiento del interés por la cosmovisión de Confucio (Kong Qiu 551-479 a.C.) y su formulación en el nuevo confucianismo[1], es menester historizar al confucianismo. Este conjunto de doctrinas morales, sociales y religiosas provienen tanto de las enseñanzas de Confucio, como de la interpretación y análisis de los Cuatro Libros y los libros canónicos, corpus teórico que luego fuera elevado al estatus de “clásicos” por el estado imperial.

El confucianismo experimentó diversas etapas a lo largo de la historia china. En su etapa más temprana, desde los siglos VII a.C hasta el II d.C, formó parte del “florecimiento de las cien escuelas”. En esta época se produjeron debates entre distintas corrientes de pensamiento, entre las cuales se encontraba el mohismo, el taoísmo y el legalismo. Con el reinado del emperador Wu (141-87 a.C.) de la dinastía Han, el confucianismo proliferó y llegó a considerarse doctrina oficial del imperio con un énfasis en los tres principios y cinco virtudes.

Desde el siglo XI, el confucianismo se difundió territorialmente, llegando a Japón, Corea y Vietnam. A su vez, por medio de la “escuela racionalista” añadió su dimensión metafísica propulsada por Zhuxi, una de las figuras más resonantes de la época, que reformuló esta filosofía como neoconfucianismo. Esta etapa abarcó las dinastías Song (960-1279 d.C), Yuan (1271-1368 d.C), Ming (1368-1644 d.C) y Qing (1644-1912 d.C), de las cuales, tanto en la dinastía Song como en la Ming, esta corriente de pensamiento fue dominante. No obstante, la dinastía Yuan, establecida por los mongoles, mantuvo la administración civil bajo eruditos confucianos. En cuanto a la dinastía Qing, adoptó al confucianismo como ideología central, pero durante este tiempo comenzó el proceso de cuestionamiento y reforma del neoconfucianismo[2] (Moncada Durruti, 2011).

A comienzos del siglo XX, con el fin del imperio en 1912, la caída del confucianismo como el fundamento cultural del mismo fue un correlato inevitable. Un ejemplo en ese sentido se produjo con el Movimiento 4 de mayo de 1919. En palabras de Moncada Durruti (2011), este movimiento.

llevó a intelectuales chinos de principios de siglo a rechazar de manera rotunda la milenaria tradición letrada, vista como fuente de todos los males que asolaban a China en su entrada dolorosa en la modernidad. El confucianismo se identificó con “feudalismo” y, por tanto, como algo incompatible con el concepto de modernización (p. 208).

En este período, la RPCh atravesó una serie de cambios políticos, económicos y sociales que modificó al país radicalmente y tuvo como uno de sus correlatos el ingreso de corrientes de pensamiento occidentales, como el liberalismo y el marxismo leninismo.

El resurgimiento del confucianismo, en su reformulación como “nuevo confucianismo”, se produjo a fines de la década de los 80, en coincidencia con la apertura de China al exterior. Este resurgir confuciano cuenta con dos dimensiones: una interna, ligada a las consecuencias provocadas por los cambios sociales en el marco del período de “Reforma y Apertura” abierto en 1978 y aún vigente. En este sentido para Li (2015)

Esta revitalización respaldada por el Estado podría explicarse por la necesidad de llenar el vacío ideológico dejado por la erosión de la fe pública en el marxismo y por el deseo de inspirar a la gente con un sistema de creencias que es menos amenazante que algunas de las nuevas corrientes religiosas que recorren el país. Los ideólogos influyentes del partido creen que el capitalismo confuciano podría proporcionar una alternativa al modelo occidental de modernidad (pp. 80-81).

Por otro lado, el resurgimiento de esta corriente cuenta con una dimensión externa, relacionada al relevante desempeño económico de Corea del Sur, Taiwán, Japón y Hong Kong, de fuerte influencia confuciana. Así, la irrupción del nuevo confucianismo se da en la búsqueda de conciliación entre la tradición y la modernización, buscando “dotar a China de una modernidad de cuño autóctono, y no como algo surgido en reacción a Occidente, tanto sea de admiración ciega como de rechazo irracional” (Moncada Durruti, 2011, p.212). Para Cheung (2012), “el resurgimiento del confucianismo en las últimas décadas está en consonancia con el esfuerzo de China por desarrollar su propia voz” (p.210). Por su parte, Deng y Smith (2018) sostienen que el nuevo confucianismo busca “formas de restablecer la legitimidad política de China, formas de construir la subjetividad de la cultura china y una búsqueda de un sistema de creencias chino” (p.5). En concordancia con estos autores, podemos enunciar que el nuevo confucianismo busca retomar la sinificacion de las diferentes corrientes ideológicas de cara al futuro de la RPCh.

El nuevo confucianismo contó con intelectuales que, desde perspectivas diversas, retomaron y reintrodujeron esta filosofía en el debate público e intelectual. Para los fines de este artículo seleccionamos a Chen Lai (1952) y Jiang Qing (1953).

Chen Lai es un destacado intelectual asociado con el nuevo confucianismo. Actualmente, se desempeña como docente en la Universidad Tsinghua, considerada la institución emblemática de esta corriente. Su trabajo académico ha contribuido significativamente al estudio y la compresión del confucianismo y su evolución. Para Lai (2019), el confucianismo tuvo cuatro períodos de adversidades que, a su vez, fueron de gran influencia en el nuevo confucianismo. El primer desafío lo constituyeron las reformas políticas y educativas de la dinastía Qing, que eliminaron las bases institucionales del confucianismo. El segundo desafío fue el surgimiento del “Movimiento por la Nueva Cultura” de influencia occidental, que centró sus críticas en el confucianismo y en la “tradición china”, señalándolas como símbolo de atraso. En tercer lugar, la “Revolución Cultural” que tuvo un efecto disolvente sobre la tradición china y la influencia occidental. Finalmente, el período de “Reforma y Apertura” en donde el confucianismo fue considerado como la anti tesis de la modernización que se estaba produciendo en la RPCh.

No obstante, para Lai (2019), ante cada período de adversidad, el confucianismo tuvo la virtud de contar con referentes intelectuales que dieron una respuesta. Kang Youwei ofreció una respuesta religiosa; Liang Shuming, una respuesta cultural; y los eruditos Ma Yifu, Feng Youlan y Xiong Shili a través de una respuesta filosófica. Según Lai (2014), con el ascenso y modernización de la RPCh, se produce el resurgimiento de la confianza del pueblo chino en su cultura nacional.

Jiang Qing, referente emblemático del resurgimiento del confucianismo y asociado al “confucianismo político”, sostiene que

el confucianismo político es el quid del confucianismo y que la virtud moral de la benevolencia es fundamental para la forma real de la política confuciana. El confucianismo político se enfoca más directamente en la mejora del orden social y político al legislar y legitimar las instituciones políticas (Qing citado en Li, 2015, p.86).

Para Bueno (2015) “Jiang Qing propone que este «Nuevo Confucianismo» debe ser entendido como una nueva forma de religión, una especie de humanismo nacionalista chino, que estaría exenta de deidades, pero se concentraría en la devoción a los seres humanos” (p.118). Jiang Qing (2012) abogó por un confucianismo con marcadas características político-religiosas y propuso un orden constitucional confuciano que se erigiera como una alternativa avanzada tanto al sistema vigente en la RPCh, como a los sistemas democráticos liberales occidentales. Su perspectiva no solo buscaba reformar la estructura política existente, sino también ofrecer una visión alternativa que integrara los principios confucianos en la configuración de un nuevo orden social y político.

3. La nueva izquierda

En cuanto a la nueva izquierda[3], esta corriente intelectual nace al calor del debate motivado por las implicancias socio económicas del proceso de “Reforma y Apertura” que la RPCh estaba atravesando. El contexto internacional de surgimiento de esta corriente se sitúa a inicios de la década de los 90, marcado por la debacle de la URSS. Esta situación llevó a la academia mainstream norteamericana a proclamar el “fin de la historia”, posicionando a los intelectuales de la nueva izquierda como defensores del “socialismo chino” y como adversarios intelectuales de los liberales.

El conjunto de intelectuales que se agrupa dentro de esta corriente dista de ser homogéneo, comparten algunas premisas centrales, tales como la defensa del rol del Estado, la crítica al neoliberalismo y la reivindicación del nacionalismo. Además, muchos de los intelectuales de esta corriente se formaron en países occidentales y fueron influenciados por autores como Michel Foucault, Immanuel Wallerstein, André Gunder Frank y Jean-Francois Lyotard.

La nueva izquierda atravesó dos etapas cronológicas que la caracterizan. La primera etapa, entre 1989 y 2000, comprendida desde el inicio del debate sobre las consecuencias del proceso de “Reforma y Apertura” hasta finales del siglo XX. Inicialmente este movimiento emergió como una crítica intelectual de alcance limitado, luego experimentó un rápido crecimiento al integrarse con seguidores del populismo, el estatismo y el nacionalismo (Li, 2015).

Desde la llegada de la tercera Generación de dirigentes en el año 1989, encabezada por Jiang Zemin con su “Teoría de las tres representaciones”, el PCCh incluye al sector empresarial, lo que representa “una ruptura con la ideología tradicional del Partido (vanguardia del proletariado), al dejar a un lado la idea de la lucha de clases” (Ríos, 2018, p. 27). Dicha transformación coincide con una incorporación cada vez más pronunciada de la RPCh a las cadenas globales de producción y con la adopción de medidas pro mercado. Esto ocasionó un repliegue del Estado en diferentes áreas de la economía. Estas medidas son algunos de los puntos principales que la nueva izquierda cuestiona. Como señala Owny (s.f.) “la nueva izquierda durante ese período por lo general fue genuinamente crítica al respecto de los resultados de la reforma y la apertura, y denunció la corrupción de lo que consideraba capitalismo de amigos y señaló la constante erosión de las protecciones para los pobres y desprotegidos de China”.

En esta etapa, la nueva izquierda identificó en la corriente intelectual liberal a un rival a lo largo de diferentes temáticas. Los intelectuales de ambas escuelas, que en ese momento ocupaban lugares prominentes en la academia china, centraban sus debates “en temas como el mercado frente al estado, la globalización frente al nacionalismo, el crecimiento frente a la equidad, la eficiencia frente a la justicia” (Li 2015, p. 117). En este contexto, uno de los álgidos debates surgió a raíz de la crisis financiera asiática producida en el año 1997, que puso en tela de juicio la liberación económica, hasta entonces indiscutible y defendida por los liberales.

La segunda etapa (2000-2022), que se inició a principios del siglo XXI, se caracteriza por un debate crucial focalizado en la adhesión de la RPCh a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en diciembre del año 2001. Mientras los liberales defendían este ingreso, la nueva izquierda lo señalaba como perjudicial para la industria nacional china (Yongguo, 2003). No obstante, a mediados de la década del 2000, la nueva izquierda abandonó su postura crítica para defender el “modelo chino”, especialmente después de que la RPCh demostrara la resiliencia de su economía al sobreponerse a la crisis financiera de 2008 originada en EE.UU. pero con repercusiones globales. Esta tendencia se acentuó con la llegada de Xi Jinping al poder y el reconocimiento global de la RPCh como potencia. Así, en esta etapa, varios intelectuales de la nueva izquierda ocuparon cargos en el gobierno y vieron en el programa conceptual del “Sueño Chino de Rejuvenecimiento Nacional” un modelo alternativo al neoliberalismo dominante a nivel mundial (Anshu, Lachapelle y Galway, 2018).

La nueva izquierda está compuesta por diversos intelectuales, la mayoría de los cuales realizó parte de sus estudios fuera de la RPCh. Esto explica la influencia del posmodernismo, postmarxismo, postestructuralismo y decolonialismo en sus posturas. A continuación, examinaremos a dos referentes de esta corriente: Cui Zhiyuan (1963) y Wang Hui (1963).

Por una parte, Cui Zhiyuan es un ejemplo del involucramiento de la nueva izquierda con el Estado chino en tanto él mismo trabajó en la administración de Chongqing y ha escrito diferentes trabajos sobre este municipio (Cui, 2011; Cui, 2010). El “modelo Chongqing”, fue para la nueva izquierda un modelo a seguir por las diferentes medidas socioeconómicas, las reformas institucionales, el rol sobresaliente de las empresas estatales, el abordaje de la migración interna china y los resultados en cuanto a la seguridad pública. En palabras de Cui (2011), “si Shenzhen fue un símbolo de China en los años 1980, y Pudong (la parte nueva de Shanghai) en los años 1990, entonces Chongqing encarna a China en la primera década del siglo XXI” (p. 647).

Cui Zhiyuan a lo largo de su carrera, abordó diversos temas vinculados a la singularidad china, la democracia económica y la innovación institucional. A su vez, se pueden constatar en sus diversos escritos (Cui, 2011; 2012a), la influencia de perspectivas occidentales a la hora de pensar a la RPCh. Finalmente, en cuanto al futuro del socialismo chino, Cui (2012b) planteó el “socialismo pequeño burgués”, que tiene como objetivo “establecer una economía de mercado socialista reformando y transformando el sistema de mercado financiero existente.

Por otra parte, Wang Hui es un referente de la nueva izquierda y uno de los intelectuales contemporáneos más reconocidos fuera de China. Su primer aporte al debate intelectual en la RPCh fue como director de la revista Dushu (1996-2007). Los temas abordados por este autor son variados, partiendo de la literatura china con su especialización en las obras de Lu Xun (1881-1936), historia, política contemporánea de la RPCh, el proceso de “Reforma y Apertura”, la modernidad en China y el neoliberalismo. Al igual que gran parte de los intelectuales de la nueva izquierda, Wang Hui fue muy crítico respecto del período de “Reforma y Apertura” y las consecuencias que, desde la perspectiva del autor, derivaron en neoliberalismo. Las reformas llevadas a cabo a partir de 1984 en la RPCh implicaron que el Estado se retirara de distintas áreas económicas, provocando un crecimiento de la desigualdad social (Hui, 2003; Hui y Karl, 1998). A su vez, Wang Hui fue uno de los principales críticos del ingreso de la RPCh a la OMC, afirmando en una entrevista que “mucha gente sabía que globalización no es una palabra neutral que describa un proceso natural. Es parte del crecimiento del capitalismo occidental, desde los días del colonialismo y el imperialismo” (Wang citado en Mishra, 2006).

Como se mencionó anteriormente, en la segunda etapa la nueva izquierda cambia su postura. Esta situación se ve plasmada por Wang Hui a través de dos acontecimientos: “el ascenso de China al estatus de gran potencia (y el aparente declive de Occidente) y el ascenso de Xi Jinping a la presidencia de China” (Owny, s.f.). En ese sentido, en el texto “La economía de China en ascenso”, escrito en el año 2010, Wang mantiene sus críticas al neoliberalismo en China y realiza un repaso histórico de las diferentes medidas económicas, pero hace un reconocimiento del proceso económico chino, colocando a otros países en contraste. Siguiendo a Wang (2010) “el desarrollo de China no sólo es diferente de las economías dependientes de América Latina, sino también del modelo de Asia Oriental representado por las experiencias de Japón, Corea del Sur y Taiwán”. El autor se pregunta y da su perspectiva en relación con el nuevo estatus de la RPCh, “¿Qué tipo de cultura empresarial y política quiere desarrollar China? ¿en qué se diferenciará de la hegemonía estadounidense? China debería diferenciarse del capitalismo primitivo” (Wang, 2010). Finalmente, Wang (2010) es optimista respecto del futuro de la RPCh, señalando que tanto el fin de la década de los 90 y la crisis financiera del 2008, son sucesos históricos globales que posicionan a la RPCh como un actor novedoso, que pregona una dirección diferente a la de las potencias occidentales tradicionales.

4. Liberalismo

El liberalismo chino se distingue por respaldar, en términos de teoría económica, la libre competencia y, en lo que concierne a la teoría política, por abogar en favor de la democracia representativa y de un sistema de gobierno constitucional (Morte, 2007; Li, 2015). El liberalismo[4] cuenta con un largo protagonismo en la historia intelectual china. La cosmovisión alrededor de las ideas de libertad, igualdad y fraternidad de origen occidental se caracterizó por tener en China épocas de avances y retrocesos (Li, 2015). Para Fung (2010),

el pensamiento liberal chino moderno surgió de una confluencia de factores culturales, políticos e históricos específicos: la semi colonización de China por las potencias extranjeras, la desaparición del sistema monárquico, el fracaso del experimento republicano, la difusión del pensamiento de la Ilustración, las exigencias del nacionalismo y los imperativos de la construcción del Estado (p.130).

Para analizar al liberalismo chino es crucial adoptar un enfoque histórico, contemplando la coyuntura política y social. Esta corriente intelectual tiene sus antecedentes de surgimiento en el siglo XIX. “Los últimos liberales de Qing, como Yan Fu (1824-1921) y Liang Qichao (1873-1929) fueron principalmente reformadores progresistas. Miraron al liberalismo occidental en busca de una fuente de riqueza y poder, que revitalizaría el estado en declive” (Li, 2015, p.16). En este contexto, Hu Shi[5] hablaba de la existencia de una tradición liberal en China, de concepción confuciana, marcada por el racionalismo, el humanismo y la valoración del mérito (Fung, 2010). Este movimiento tomó mayor relevancia desde la fundación de la República China y a partir de su participación en el Movimiento de la Nueva Cultura. Sin embargo, este proceso se revierte con la llegada del PCCh al poder en 1949.

A finales de la década de 1970, el liberalismo inició un resurgimiento significativo. Este renacimiento se manifestó tanto en el ámbito del debate intelectual como en su influencia en la política china. Este período coincidió con el comienzo de la modernización de la RPCh, dirigida por la segunda generación de dirigentes del partido, con Deng Xiaoping como líder, que implementó una estrategia orientada al desarrollo a través de la apertura económica y una integración con la economía global. En este sentido, los liberales chinos “son defensores de las reformas que apoyan la hipótesis del mercado eficiente, la privatización de empresas estatales y la liberalización del comercio. La política de reforma se basa en la teoría liberal, por ejemplo, la mercantilización y la privatización” (Li, 2015, p 23).

En la década de los 90, las ideas liberales pasaron a ser protagonistas, no solo en la dimensión económica. En este período, la RPCh firma la adhesión al “Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales” y al “Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos”, ambas adhesiones de relevancia internacional. Al mismo tiempo, se expandió la difusión de pensadores occidentales liberales como Friedrich Hayek, Thomas Jefferson, Alexis Tocqueville, entre otros, en la China continental. Este marco es coincidente con la “gira por el sur” que realizó Deng Xiaoping, la cual tuvo un fuerte simbolismo en apoyo al proceso de “Reforma y Apertura”. Paralelamente, a nivel internacional se daba el inicio de la hegemonía de EE.UU. a nivel global.

Por otro lado, se produjo la incorporación de la nueva izquierda al debate intelectual en el marco de las discusiones en relación con las consecuencias socioeconómicas del proceso de “Reforma y Apertura”. Esto repercutió al interior del liberalismo:

la intensificación del proceso económico y consumista y el predominio, en el campo intelectual, de las doctrinas neoliberales provocó la emergencia de la heterodoxia intelectual. Se iniciaron debates sobre el espíritu humanista, sobre la sociedad civil y la esfera pública y sobre la innovación institucional. Estos debates sentaron las bases para la aparición de la nueva izquierda y el liberalismo de centro a finales de los noventa (Morte,2007, p.179).

Con el ingreso de la RPCh a la OMC y la llegada de la tercera generación de dirigentes a inicios de la década del 2000, el liberalismo chino mantuvo la relevancia adquirida. No obstante, la crisis financiera global del año 2008 y la llegada de Xi Jinping al poder en el año 2013 dieron inicio a una época de retrocesos en términos comparativos con la nueva izquierda (Li, 2015). En este contexto, Hua y Galway (2018) sostienen que “el auge del estatismo se produjo a principios del siglo XXI y coincidió con una disminución del interés de los intelectuales por el liberalismo. Del mismo modo, el liberalismo económico perdió gradualmente su prestigio entre las masas” (p.11).

En las últimas décadas, el liberalismo ha encontrado límites en las ideas que pregona. En la dimensión política, no hay indicios de que se estén implementando las reformas que este enfoque aboga. A nivel económico, a pesar de las falencias, la RPCh ha logrado superar la crisis económica global derivada de la pandemia de COVID-19. Esta resiliencia económica continúa otorgándole al PCCh la legitimidad política y el mantenimiento del statu quo.

5. Conclusiones

El análisis del debate intelectual en la RPCh toma relevancia debido a tres factores claves. En primer lugar, la culminación del maoísmo lo que generó un ambiente para la expresión de diversas perspectivas. En segundo lugar, la apertura del período de “Reforma y Apertura” generó cambios socioeconómicos sustanciales en la RPCh, desencadenando un debate sobre sus repercusiones, el impacto de la globalización y la inserción de la RPCh a la economía global. En tercer lugar, el actual reconocimiento internacional de la RPCh como potencia.

Esta coyuntura ha propiciado el surgimiento y la influencia de corrientes intelectuales diversas, entre las cuales se destacan el nuevo confucianismo, la nueva izquierda y el liberalismo. El resurgimiento del confucianismo, en su reformulación como “nuevo confucianismo”, tiene como propósito forjar la identidad china y proponer un sistema de creencias propio de cara al futuro de la RPCh.

Por otro lado, la nueva izquierda se caracteriza por su defensa activa del rol del Estado, la crítica al neoliberalismo y la reivindicación del nacionalismo. Esta corriente es defensora del “socialismo chino”, tendencia que se acentúa con la llegada de Xi Jinping al poder y con el nuevo estatus de la RPCh a nivel internacional.

En cuanto al liberalismo, esta corriente intelectual respalda en términos de teoría económica la libre competencia. En el ámbito político, se destaca por su defensa de la democracia representativa y la promoción de un sistema de gobierno constitucional. Su apogeo tuvo lugar en la década de los 90 como defensora del período de “Reforma y Apertura”.

El vertiginoso crecimiento económico y los cambios sociales experimentados en las últimas cuatro décadas en la RPCh han dado lugar a una mayor cantidad de estudios académicos que buscan entender la dirección y naturaleza de dicha transformación en el país (Li, 2015). Bajo esta premisa, este artículo buscó indagar en las actuales tendencias intelectuales debatidas en el ámbito académico y los principales fundamentos que sustentan estas corrientes de pensamiento.

Es importante señalar que este análisis no pretende agotar la riqueza y complejidad que caracteriza a cada corriente intelectual examinada. En cambio, se concibe como un punto de partida para futuras investigaciones, ya que la diversidad de intelectuales dentro de cada corriente amerita un abordaje desde diversas perspectivas.

Biografía

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Notas

[1] Aunque el significado exacto del término está en disputa por algunos autores, este trabajo toma la definición de Li (2015): “New Confucianism is referring to the intelectual movement of Confucianism developed in post-Mao China(p.79).

[2] A modo de ejemplo, podemos mencionar: el movimiento de reforma de los 100 días en 1898 y la abolición de los exámenes imperiales en 1905.

[3] El término “Nueva Izquierda” fue acuñado por la corriente intelectual liberal con connotaciones críticas hacia los pensadores asociados con este movimiento. Su uso en la práctica busca establecer una distinción respecto a la “vieja izquierda”, vinculada al período maoísta.

[4] Para Vargas Hernández (2007) “El liberalismo como ideología nace inspirado en el individualismo y tiene sus raíces en la reforma protestante del siglo XVI, en las revoluciones inglesas del siglo XVII y en la influencia de los pensadores de los siglos XVII y XVIII” (p.67).

[5] Uno de los intelectuales liberales chinos más influyentes del siglo XX. Desempeñó un papel crucial en el Movimiento de la Nueva Cultura.