Exposición Internacional de Importaciones: fortalezas y debilidades argentinas ante la oportunidad china

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Resumen

China da un paso más hacia su intención de convertirse en un líder global, inaugurando una instancia que reunirá a los mayores productores mundiales en Shanghai; en las siguientes líneas veremos cuál es el estado de situación de la Argentina, que encara esta exposición con mucha esperanza, y al mismo tiempo, con muchos desafíos.

Fuente: Sitio oficial China International Import Expo https://www.ciie.org

Exposición Internacional de Importaciones (CIIE), un paso más hacia una China consolidada como proveedora de bienes globales.

Entre los días 5 y 10 de noviembre, la ciudad de Shanghai recibirá a políticos, empresarios, profesionales, y expertos de todo el mundo en la primera edición de la Exposición Internacional de Importaciones (CIIE, sus siglas en inglés). Este evento, organizado por el Ministerio de Comercio de la República Popular China y la Municipalidad de Shanghai, y que cuenta con el apoyo de la OMC, la UNCTAD, y la UNIDO, está en línea con la estrategia impulsada desde el gobierno de Xi Jinping de promover el comercio global, y con ello el desarrollo de las economías de los países participantes, incluida China, por supuesto (el desarrollo es el pilar más importante del pensamiento de Xi Jinping para el futuro del país, y la palabra que más repite en sus discursos).

China acompaña a esta propuesta con la intención de importar en los próximos cinco años bienes del exterior por un monto cercano a los 10 billones de dólares, lo que la volvería sin dudas en un referente mundial como proveedor de bienes globales.

Cuando hace poco más de 15 años Goldman Sachs acuñaba la sigla “BRICS” para referirse a los países que serían los nuevos protagonistas del siglo XXI (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica), el escenario imaginado era el de este club de naciones emergentes creando nuevas instituciones que permitirían una redistribución del poder global, especialmente en las regiones en las cuales se encuentran. Sin embargo, autores como Andrew Hurrell han observado que por distintos motivos, entre los cuales podemos hallar los problemas internos de las naciones, y sus diferencias ideológicas, esto no habría sucedido, lo que llevó a pensar que los países que integran este colectivo dejaron pasar “una chance histórica”.

China, no obstante, dio importantes pasos en la búsqueda de un liderazgo regional, y se aventuró en la creación de bienes públicos con más ahínco que el resto de los socios de este nuevo club de países. La CIIE no es la primera, ni será la última experiencia china en institucionalizar su influencia regional y global.

La CIIE se suma a otras creaciones chinas como la “Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda” (BRI, Belt and Road Initiative , aunque también se lo conoce como OBOR “One Belt, One Road”), el Banco de Exportaciones e Importaciones (EXIMBANK), el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB), y la Sociedad de Cooperación de Shanghai (SCO), todas ideadas y puestas en marcha luego de la decisión de Deng Xiaoping de abrir la económica de China (de la cual en este 2018 se cumplen 40 años).

La gran mayoría de las instituciones citadas, por no decir todas, gozan de una excelente salud, y cada año suman nuevos miembros, que engrosan su alcance global. Para citar un ejemplo que nos toca de cerca, en el pasado mes de junio se confirmó que Argentina, Madagascar, y Tonga fueron aprobados para ingresar al AIIB, cuya membresía ya incluye hoy a 80 países.

¿Cuál es la ventaja que tienen hoy las instituciones chinas por sobre las tradicionales? Según el Sr. Matthew Goodman, investigador del CSIS (Center of Strategic International Studies), su juventud les permite estar mejor preparadas para los desafíos del siglo XXI, versus las instituciones creadas tras Bretton Woods, momento en el que mundo era otro, y también lo eran sus necesidades.

Y ya que se menciona al orden creado post segunda guerra mundial, cabe destacar que hoy el “campeón” del libre comercio no se encuentra en Occidente, sino en la figura de Xi Jinping. En sus últimos discursos ha destacado el rol del libre comercio como motor del desarrollo. La nueva perspectiva china, como la mencionó el Presidente chino en la última Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai en la ciudad de Qingdao, exige aferrarse a las reglas de la Organización Mundial de Comercio y apoyar el sistema multilateral de comercio para así construir una economía global abierta.

Volviendo al CIIE, se trata de un bien público destinado a mejorar y expandir el debate sobre la apertura de la economía, y mejorar la gobernanza global. La provisión de este tipo de bienes es uno de los aspectos señalados por académicos de las relaciones internacionales, como uno de los aspectos claves hacia la concreción de un orden diferente al actual, o al menos, de un cambio en la distribución de poder presente. Esta postura está en línea con la opinión de John Ikenberry y Henry Kissinger, quienes sostienen que China no es una nación revisionista sino que busca mantener el status quo, cambiando alguna de sus condiciones que reflejen su poder actual, las cuales no pudo discutir cuando se originó el orden actual ya que no pertenecía a dicho.

Panorama de las exportaciones argentinas

Basándonos en los datos de los últimos años, coincidentes con la asunción de Mauricio Macri, quien habló de la Argentina como el “supermercado del mundo”, el país aún está lejos de ese objetivo. Exportamos en su mayoría bienes primarios al gigante, y a cambio importamos en su mayoría productos terminados, e insumos industriales.

Porotos de soja, carne bovina, mariscos; entre otros productos del sector primario, y algunos bienes con agregado de valor como el aceite. Esas parecerían ser las únicas alternativas que encontró la Argentina para vender a China. Uno podría decir que les exportamos aquello en lo que somos realmente buenos, aquello en que tenemos ventajas comparativas. Eso es correcto, y siguiendo con dicha lógica podemos inferir también importamos de los chinos artículos electrónicos y vestimenta, porque en términos de costo y calidad nos sería difícil competir en precio dadas las enormes ventajas competitivas chinas. Ahora, eso nos obliga a plantearnos una alternativa en nuestra propuesta local que permita mejorar esta asimetría en los términos del intercambio.

Hasta el momento se han dado algunos pasos en torno a la generación de un paraguas de marca “Argentina” para la comercialización de nuestros productos en China. Dicho proceso es marcado por la principal particularidad del consumo en China, la cual es el amplio dominio del e-commerce, a cargo de las gigantes tecnológicas de China, Tencent y Alibaba, cuyas billeteras electrónicas (WeChat Pay, AliPay), y los portales de e-commerce (QQ y Alibaba), están guiando al mercado con su manera de hacer los negocios.

La República Argentina dio un importante paso firmando en 2017 un memorándum de entendimiento con Alibaba, año en que Jack Ma visitó la Ciudad de Buenos Aires y se reunió con el Presidente Macri. Dicho acuerdo sentó las bases para la comercialización de productos argentinos en la plataforma china. Su puesta en práctica incluyó algunas acciones especiales en fechas importantes para el consumo en China, tal ha sido el caso del Día del Soltero (11 de noviembre de 2017), donde la venta de langostinos argentinos según la Embajada Argentina en China en solo 4 horas fue equivalente a todas las ventas producidas en el año hasta ese momento, unos 36 millones de dólares aproximadamente.

Una simple acción promocional generó un enorme incremento en las ventas. Sin dudas la experiencia dejó un balance altamente positivo, porque el resultado fue favorable, y porque el terreno para seguir creciendo es mucho.

El esfuerzo de la AACI (Agencia Argentina de Comercio Internacional), organismo que reemplazó a la Fundación Exportar como promotor de los productos argentinos en el mundo, está guiado a asegurar una efectiva presencia de los productos nacionales en las ferias más importantes del mundo. En ese contexto sobresalen las acciones realizadas en conjunto con Wines of Argentina (organización que reúne a los bodegueros argentinos), y el IPCVA (Instituto para la Promoción de la Carne Vacuna Argentina), cuyos “pabellones” en las distintas exposiciones mundiales son siempre de los más destacados de nuestro país.

En cuanto a otros sectores de la producción nacional, se está buscando que también se animen a participar en estos nuevos mercados. Para ello, están trabajando en lograr que los productores argentinos cuenten con depósitos en China para así poder realizar acopios de mercadería que permitan planificar íntegramente su comercialización.

¿Pero basta con eso? Sin dudas no. La exposición es una instancia avanzada de un proceso que debe comenzar mucho antes. Uno de esos pasos previos debe ser la concientización. Ahora dirán, ¿para qué hablar con un empresario, que es lo que busca con su inversión? Bueno, la información a proveerles tendrá más que ver con el cómo que con el qué. Ese ha sido por décadas una de las falencias del empresariado argentino.

¿Qué camino debe tomar la Argentina?

La venta de bienes primarios se sostendrá. El consumidor chino está ávido de carne, mariscos, y de cerdo (el cual se alimenta con la soja que crece en nuestra tierra). Obviando el caso de la oleaginosa, los productos de carne y los mariscos se pueden vender a un mejor precio que los actuales. La clave está en mejorar la llegada al consumidor. La exportación argentina a China se realiza mediante intermediarios locales. Un comprador minorista jamás adquiriría una media res de carne bovina. Esos precios no solo están lejos del consumidor, sino que también se tratan de commodities, y como tales, sujetos a los vaivenes de la economía mundial. De allí la importancia de volcarse a la venta directa al consumidor. Ahora queda cuál de todos esos consumos es el que se adapta a nuestra oferta.

La Argentina, no exclusivamente por problemas de ineficiencia, sino también por el tamaño de su economía, no es competitiva en el mercado de los bienes de consumo de bajo precio. Nuestras chances mejoran si nos lanzáramos a competir en el segmento más exclusivo, y poniendo a nuestros productos un precio más alto, y a la vez más rentable para los productores. Teóricos del marketing como Philip Kotler o Al Ries dirán que el precio debe ser acorde al valor que el consumidor cree recibir.

En esa línea, el experto en agronegocios de la Universidad de Buenos Aires, el Ing. Fernando Vilella (cuyas declaraciones replica la periodista Silvia Naishtat en el Diario Clarín de Argentina), sostiene que la hipótesis del país supermercado debe dar lugar a la de un país “boutique”. Como bien dice el especialista, hoy nos encontramos en una etapa de la economía donde el consumidor está muy bien informado, donde la trazabilidad de los bienes se vuelve cada vez un aspecto más importante porque dichos ya no son comprados en un punto de venta físico sino desde la computadora o el celular. En ese contexto, hoy es menester comunicar bien el valor de aquello que producimos. Asimismo, Vilella menciona cuáles podrían ser los sectores en los que Argentina tiene ventaja sobre otros, entre ellos los que tienen que ver con la bioeconomía.

El sector de la bioeconomía se apoya en la enorme fortaleza del campo argentino, y permite ampliar la gama de productos a partir de los cuales competir, además de los servicios que se generan como consecuencia del seguimiento cuyas aplicaciones exige realizar. Se trata de tecnología hoy disponible, en continuo estudio, y ya que cuenta con algunos casos de éxito, como por ejemplo el laboratorio Biogénesis Bagó, que el año pasado comenzó a fabricar en China vacunas para prevenir la fiebre aftosa en el ganado bovino y porcino.

Tenemos que abrazar la idea de vender a China, pero para ello no es necesario que las empresas cuenten con tecnología de punta. Veamos, ¿cuál es la diferencia entre abastecer de materiales de uso descartable a una ciudad china o al mercado local? Una ciudad de 1 millones de habitantes, que hoy en China hay más de 100 (y se esperan pronto sean más de 200), sería mercado de sobra para cualquiera de nuestras fábricas. Sin embargo, muchos siguen mirando al mercado interno. La diferencia es la falta de conocimiento de estas oportunidades. La diferencia es la enorme barrera que significa el idioma y la cultura china, que por ser diferentes no implica que no se pueda hacer negocios. Hoy China es la locomotora de la economía global, y es el principal socio comercial de la gran mayoría de los países del mundo. Claramente se puede comerciar.

La idea de los materiales descartables, presentada hace unos años por la economista y especialista en China, Carola Ramón Berjano, ilustra de manera sencilla lo poco que hay que hacer para convertir capacidad ociosa en Argentina en una oportunidad de negocio totalmente válida. A la idea de cadenas globales de valor podríamos incorporar también las cadenas de consumo. Hoy en día en China se incorporan más y más personas a la clase media, y el mercado debe estar listo para atenderlos. Tanto el hi-tech como el que no lo es, para triunfar en el mercado necesitan de comunicar correctamente el valor al segmento que consideran logrará satisfacer su necesidad con sus productos. Y ambos jugadores tienen en este mercado una gran chance para lograrlo.

Volviendo al consumidor chino. El hecho de que haya más clase media significa que hay más consumidores, ávidos de satisfacer sus necesidades ¿Cuáles serán dichas? Muchas de ellas están determinadas por su “aspiracional”, aquello en lo que se inspiró para llegar al lugar que consiguió, y aquellos que lo inspiran a seguir subiendo en la escalera del poder adquisitivo. Esto abre posibilidades no solo para el productor de bienes de alta tecnología, cuyos clientes serían claramente las industrias (como es el caso de Bagó), sino también para los productores de bienes de consumo. El desarrollo de una fuerte marca Argentina proveería a los competidores locales de un gran paraguas que impulsaría sus esfuerzos.

También ha cambiado la forma en que el consumidor accede a los productos que desea. El e-commerce crece año tras año a pasos agigantados en China, así como los medios de pago electrónicos que aceleran las transacciones (WeChat y su plataforma de pago, pertenecientes a Tencent y Alipay de Alibaba las más populares). Dichas aplicaciones no solo crecen en usuarios, también crecen en complejidad y funciones. El consumo es un proceso de ida y vuelta, y la tecnología permite dar rápida respuesta a los posibles desentendimientos.

¿Cuál es rol que deben cumplir los gobiernos para promover el libre comercio?

Xi Jinping fue muy claro en este punto, lo expresó con una elocuencia que no se halla seguido en Occidente. En su discurso en el 19° Congreso Nacional del Partido Comunista Chino, el mandatario expresó que en su búsqueda de una sociedad próspera, como lo marca el título de su reporte “Asegurar una victoria decisiva en la construcción de una sociedad moderadamente próspera en todos los aspectos y dar el mayor esfuerzo en la consecución de un gran éxito del Socialismo con características chinas para una nueva era”, el PCC se debe a su pueblo, y que las necesidades de dicha gente han cambiado. En una gran muestra de pragmatismo, Xi acepta esta “contradicción principal que enfrenta la sociedad china”, y al mismo tiempo sostiene que el anhelo de una vida mejor es “una necesidad en constante crecimiento”, y por ella insta a sus camaradas a “trabajar más duro, porque las cosas suceden así”. En otras palabras, el líder chino supeditó al pueblo el éxito de sus iniciativas, y dio a sus necesidades un carácter estratégico, que guiará sin dudas las futuras acciones del PCC en la conducción del país.

En Argentina la situación es diferente. Nos encontramos de momento (julio de 2018) en un panorama enteramente recesivo, con el consumo frenado tras años de estímulos sobrehumanos que dejan como resultado a varios negocios en problemas, con una capacidad por encima de la que hoy tolera el mercado. Si el empresariado comenzara a mirar hacia afuera, y aprovechar oportunidades como las que ofrecen países como China, quizás nos llevara a una mejor posición en la balanza de pagos, un mayor ingreso de divisas, fortaleciendo al sector privado, el empleo, y que en definitiva, el consumo doméstico se incremente como consecuencia de un mejor desempeño en el exterior. La CIIE en este contexto se presenta como una excelente oportunidad para profundizar en este esfuerzo que se comienza a dar en ciertos sectores de nuestra economía.

Para China, la exposición es un paso más hacia la consecución de una economía global mejor vinculada al desempeño chino. Una China que está buscando quien le venda aquello que quiere dejar de producir, porque está guiando sus recursos hacia otras industrias, tal como lo indica el plan “Made in China 2025”. El país quiere ser la meca de la alta tecnología, y para lograrlo busca ampliar y profundizar lazos con sus socios comerciales.

Conclusiones

El mercado es un proceso de ida y vuelta. Sus interacciones le permiten evolucionar, y para que dichas sucedan, hay que recrear el proceso una y otra vez. Pero si no se da el primer paso, jamás podremos saber hacia dónde vamos. China en el próximo mes de noviembre abre el juego a todo el mundo. Una demostración no solo de fuerza, sino también de confianza. En un mundo donde algunos jugadores se cierran, Xi pide a todos proteger el libre comercio y seguir en el proceso de apertura económica.

La Argentina se encuentra en un punto de inflexión, tal como observamos, puede salir del cliché de seguir vendiendo bienes primarios a granel, y agregar valor, sea a través de la industrialización de un sector, como propone Vilella para el agro, o sea a través de la adaptación de productos hoy vendidos como commodities hacia el consumidor minorista, tal es el caso de la carne y los mariscos.

En ambos casos el sector privado cumple un rol central. En el caso Chino, se observa un sector privado alineado con la estrategia del gobierno, invirtiendo fuertemente en los sectores en los que el gigante asiático quiere liderar la economía mundial. En Argentina, vemos a un gobierno muy interesado en que los privados contemplen las múltiples opciones que tienen a mano para evitar caer en el error constante de pensar únicamente en abastecer el mercado interno, para que comiencen a ser fuente de divisas.

Biografía

Bibliografía